Esa extraña obsesión mía por las flores pintadas
Esa extraña obsesión mía por las flores pintadas.
No importa el museo. Es un habito detenerme siempre con las flores, floreros en mesas vacías, las practicas de maestros a los que seguramente se les conoce por cosas diferentes,
Me gustan las flores.
Algunas ¿más expresivas que otras?
…que, con certeza, me hablan más que otras. Que me hacen pensar en cómo se siente el pincel cargado mientras se desliza por el lienzo. Con sus trazos intocables y eternos.
Lo único que siento de los cuadros en los museos es que no puedo tocar sus texturas y, admito, que hay algo de placentero en eso. Es el tipo de belleza que se escapa, aunque estés a centímetros de ella. Infinita. Deliciosa. Eterna.
El ansia se agranda y los ojos se desvían para ocuparse en el resto de los detalles, pero esto no hace más que incrementarlo, aumentando el vacío mientras se inflama el corazón. Se siente ante la vista y desearía poder pasar los dedos entre esos pliegues, por cada uno de sus pétalos…
Un suspiro resignado y, entonces, a continuar con el resto de la exposición, con el resto del museo, por si necesito ver más flores. Sin embargo, cuando un cuadro deja una impresión tan grande es difícil volver a encontrar esa sensación.
Al menos el mismo día.
En fin.
¿Qué hay en esos cuadros con flores que tanto me gustan? ¿El infinito? ¿El paso del tiempo?
Una belleza filtrada por los ojos de alguien, pétalos inexactos, un retrato artificial de la perfecta naturaleza.
Y seguramente no hay comparación. El olor, su frágil ternura…
Es cierto.
Pero aun así…
¿Esas pinturas no están más vivas que las flores que están muriendo en el florero?
Tal vez, por eso la jardinería no se me da.
Esa extraña obsesión mía por las flores pintadas,
Esto explica que quiera pasar más tiempo en museos que en la naturaleza, a lo mejor sólo estoy más acostumbrada a la ciudad o simplemente quiero guardar la fugacidad de la perfección en su inevitable y hermosa muerte.
Obras exhibidas en la exposición La revolución impresionista: de Monet a Matisse, con piezas de la colección del Museo de Arte de Dallas. Fotografías tomadas durante la visita, con fines culturales y sin fines de lucro.